Moría
por hablarle, decirle que ella era lo más importante que me ha pasado en la
vida, que sin ella mis días no son iguales, que sin ella yo no soy la misma.
Moría
por mirarla, por escuchar su risa, por ver formar esa sonrisa tan perfecta con
la que me cautivó.
Moría
por buscarla, agarrarle el cabello y besarla, por abrazarla fuerte sólo una vez
más.
Morí por dentro cuando supe que ya estaba con
alguien más.