Las gotas de
lluvia caían en su cabello, y en el mío. Empaparon mi camisa pero no importaba, no me detuve a pensar, desabroche un botón más de su blusa, guié mi mano por su
cuerpo y lentamente, mis labios besaban su cuello junto con esos movimientos que me estremecían y me hacían
temblar. La noche estaba en silencio, lo único que escuchaba era su agitada respiración
y su aliento calentando mi mejilla, lo único que importaba era ella y yo, moví
los cabellos que me impedían mirarla a los ojos hacia un lado y la bese con pasión
de nuevo, de repente, ella paro y me empujo contra el mueble, había algo
extraño y misterioso en su mirada, quise acercarme y besarla, pero ella no
reaccionaba, estaba perdida en la nada, mirando al vacío, un vacío que se metió
dentro de mí, ella se paró, arreglando su cabello y con la mirada baja, yo la miraba mientras cerraba un botón tras otro, se dirigió hacia la puerta y se esfumo tan rápido, que solo escuche el ruido de la puerta al cerrarse.
Me dejó afuera
con el frio de la noche y con mis lágrimas que se perdían entre las gotas de
lluvia. Ahora la que estaba con la mirada perdida era yo, sentada semi desnuda,
y con el vacío que me iba invadiendo cada minuto que pasaba.
Al leer esto me he sentido muy metida en la historia, como siempre, te sigues expresando muy bien.
ResponderEliminarFan de los Red Hot, siento no haberme pasado por aqui en un tiempo, pero estoy agobiada por los estudios.
Sabes que? me regalaron entradas para ir, pero no pude :( y hacia seis años que no venían a España.
Bueno, espero leerte pronto
un beso enorme!
.. A veces las gotas de lluvia se camuflagean con nuestras lágrimas, y el único que sabe cuánto está doliendo, es el corazón... y la luna, claro.
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